4 de marzo de 2014

Una grieta

 Una grieta es algo que nadie quiere ver en su casa. Ni por supuesto en su negocio. Una fisura tampoco. La diferencia entre las dos - grieta y fisura - es, básicamente, su magnitud. Para ponerlo claro: una fisura es una grieta tan estrecha que no se puede meter nada dentro. Hacemos esta distinción porque hay dos cosas que marcan la importancia de una grieta, y son su anchura y el movimiento. En realidad hay muchas más cosas que caracterizan a una grieta: su situación, su dirección, su forma, si se producen en un elemento homogéneo o en la unión entre dos elementos distintos, si se ramifican o no... Todo esto le indica a un técnico cual es su origen más probable, su importancia y las posibles soluciones. Pero las dos características más importantes son su anchura, que nos indica la cantidad de daño que ha recibido el elemento donde está; y su movimiento o ausencia de él, porque si se mueve - si está viva - sabemos que aquello que causa el daño sigue actuando, por lo que es probable que los daños aumenten.
 En cuanto a su origen, pueden ser causas muy variadas, y hay capítulos enteros en libros de patologías de la construcción sobre ellas, por lo que resumirlas aquí sería poco menos que imposible.
 En todo caso, si aparecen grietas nuevas en su vivienda o negocio, o cuando se den determinadas circunstancias que permitan suponer que vayan a aparecer (por ejemplo, si van a construir cerca de su inmueble, o si va a empezar una explotación cercana que suponga un incremento de tráfico pesado, etc), hay algunas medidas que puede tomar para evitar daños mayores o, por lo menos, para asegurar que los responsables se hagan cargo de las reparaciones oportunas:
  - Encargue un Protocolo de grietas. Un arquitecto técnico, aparejador, ingeniero de edificación u otro técnico competente hará un informe técnico del estado del inmueble, acompañado de un reportaje fotográfico, que servirá para demostrar el estado real en la fecha en la que se hace, de manera que más adelante se pueda probar que no existían grietas, que han aparecido grietas nuevas o que se han agravado grietas preexistentes.
  - Compruebe si la/s grieta/s están vivas (si tienen movimiento). Hay varios métodos para hacerlo, pero uno de los más sencillos es colocando testigos de escayola sobre la grieta: si la escayola se rompe es que hay movimiento, y controlando el tiempo y la magnitud de la rotura se puede llegar a un cálculo aproximado de la importancia de los daños. Como en el punto anterior, un técnico puede emitir un informe con validez legal, si se estima conveniente.
  - Si las grietas aparecen en elementos de la fachada (revestimientos, aplacados, balcones, cornisas, etc) o en elementos comunes y de seguridad (anclajes de pasamanos y barandillas,  escaleras, etc) procure que sean revisados en el plazo más breve posible, ya que pueden suponer un peligro grave para los usuarios del inmueble o los viandantes.
  - Incluso en el caso de ser grietas sin movimiento, y que no supongan un riesgo de seguridad, y al margen de los aspectos estéticos, cualquier grieta o fisura debe ser saneada y reparada en cuanto sea posible. Una grieta no reparada hará que el elemento en el que está se deteriore con el tiempo, haciendo que una reparación sencilla se convierta en un gran problema.
 

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