4 de febrero de 2009

¿Para vivir?

Se supone que una casa es un lugar para vivir. Es algo que se da por hecho.Pero eso puede ser cierto... A veces. Imaginemos que eres uno más de los futuros poseedores de vivienda propia. Si eres urbanita por preferencia personal o por imperativo vital, y tu cuenta corriente es justo eso -corriente, del montón, del país, sin suizas ni nada- tus opciones se acaban de reducir drásticamente. Tienes que buscar un piso. En un bloque de pisos. Se llaman bloques porque eso es lo que son :cubos geométricos donde se maximiza el aprovechamiento del espacio, en el mejor de los casos. Si lo miras desde la calle, en realidad parece que sólo te has comprado una ventana. Si entras, es fácil sentirse agradecido a poco optimista que seas: fácil de limpiar (alguno con soplar desde la puerta de entrada vale), mejora el acercamiento en las parejas (no hay espacio material para un alejamiento físico), excelentes condiciones para el perfeccionamiento de las habilidades motoras ( o coordinas con precisión los movimientos o te dejas la piel en los muebles), buenas perspectivas para los amantes del bricolaje ( si tu no eres muy bueno en el apartado anterior y los muebles del ikea), la cocina perfecta para los amantes del orden (no hay manera de dejar nada fuera de sitio si para hacer un zumo tienes que sacar la tostadora al tendedero), y puedes tener la completa seguridad de que nadie invadirá la intimidad de tu cuarto de baño si tu estás dentro ( por aquello de que dos cuerpos no pueden ocupar el mismo lugar a la vez)... También tiene una gran ventaja si tienes hijos: nunca los pierdes de vista. Alguno dirá que exageras si se lo describes así, y puedes admitir sin ningún rubor que si, es más que probable que te hayas quedado muy corto. Y si el arquitecto responsable (¿culpable?) del diseño es de los que aspiran a aparecer en los libros de texto, échate a temblar. Acabarás viendo a la paloma de la cornisa de enfrente a través del ojo de buey del salón , o entrando al dormitorio a través de un armario empotrado al que llama "vestidor", aunque la única diferencia con los normales es que tiene puertas por los dos lados.
 También puedes ser un amante de la paz de los sitios pequeños, y te compras un adosado en la "novísima urbanización de 200 chalets de duseño exclusivo" que hay a "10 minutos" (en la letra pequeña debería decir "en condiciones ideales de presión y temperatura, en el vacío y despreciando la fuerza de gravedad, el rozamiento, el tráfico, el estado de la vía pública y cualquier otro factor que le impida al señor Sulu aumentar la velocidad a factor warp7) de la ciudad donde trabajas. Después de verlo te darás cuenta de que es igual a tu antiguo piso, aunque el adosado viene con tejado de serie y las goteras te caen a ti en vez de al inquilino del 8b.
 O en vez de eso, te compras un terrenito a las afueras del pueblo. Como tu no tienes tiempo de gestionarlo todo, y de todas formas necesitas a un profesional que te redacte el proyecto, decides acudir al despacho de un arquitecto (perdón,a un estudio de diseño arquitectónico integral) para que te oriente y, eventualmente, ponerlo todo en marcha... La casa de tus sueños, sin comunidad, ni derramas, ni vecinos molestos.

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