26 de octubre de 2013

Eficiencia energética

    Las nuevas normativas han puesto de moda la expresión "eficiencia energética". En palabras simples, consiste en gastar lo mínimo de energía (electricidad, combustibles, etc) para lograr el fin deseado.La verdad es que la podríamos aplicar a casi todo, y de hecho lo hacemos: cuando te compras un electrodoméstico, en la etiqueta pone "clase A", o B, o C... Ocurre lo mismo con los coches. Pues bien, ahora los edificios usan la misma escala, de manera que a los que más energía gastan les corresponden las letras más altas (G, F, E...) y los que menos consumen las más bajas (A, B, C..) .Dicho de otra forma: un edificio calificado A consume menos energía que uno calificado B, un edificio calificado B consume menos energía que uno calificado C, y uno calificado C menos que uno D, y así sucesivamente, hasta el G que sería el que más energía consume, y por ello el menos eficiente.
  Igual que en un coche, el rendimiento real depende en gran medida del uso que se haga de él: el mismo coche con el mismo motor consumirá más si se lo conduce muy alto de revoluciones, o se arranca y se para muchas veces en poco tiempo, por eso los consumos siempre son más altos en ciudad. Igual pasa con un edificio. Si tienes una tolerancia alta al frío, o te gusta mucho tiritar (...), nunca encenderás la calefacción ni aunque caiga una nevada de dos metros. Podrías decir que tu casa ¡no consume nada de calefacción!. Eso sólo pasaría en tu caso, claro. En la misma casa, un friolero de los que salen a la calle envueltos en dieciocho capas de ropa a la más mínima brisilla, posiblemente tenga la calefacción puesta 24 horas al día siete días a la semana, y el consumo energético se dispararía. Por eso, para usar criterios objetivos dentro de un uso razonable, lo que se hace es calcular lo bien aislada que esta la vivienda (tipo de cerramientos, carpinterías, puentes térmicos, calidad y cantidad de aislante), tipo de caldera y combustible usado, empleo de energías renovables, etc...También se calculan las horas de sol que reciben las fachadas, las sombras , ...etc.
  ¿Y cuál es la utilidad de la calificación?.Por ejemplo, si alquilamos o compramos una vivienda y dudamos entre dos de precios similares, nos conviene elegir la que mejor calificación tenga. Al estar mejor aislada, usar calderas de menor consumo, tener menos puentes térmicos, etc, acabarás pagando menos de calefacción porque necesitas tenerla encendida menos tiempo para estar cómodo. Lo mismo pasa con la electricidad. Por eso, la suma de alquiler más gastos corrientes (calefacción, luz, agua) será menor cuanto mejor calificación tenga, y nos saldrá más barato vivir ahí. Y de la misma forma, un vivienda nueva sera mejor cuanta mejor calificación tenga por los mismos motivos.

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